Villajoyosa con niños: Cala El Charco


Hace un par de meses decidimos acercamos a la cala El Charco a rememorar nuestra infancia y juventud con los peques. Yo siempre he conocido esta playa como “La Venta El Charco” que era el nombre que tenía el restaurante que había junto a la carretera nacional que daba acceso a la cala. Era uno de esos restaurantes que llenaban las carreteras españolas cuando aun no había autovías.

La Venta El Charco, El Carritxal, La Venta Lanuza… eran lugares típicos utilizados por campelleros y campelleras para pasar un día en la playa. Imagino que debía ser porque las otras playas las teníamos más cerquita de casa y se podía bajar andando a ellas.

Recuerdo llegar a la playa dónde mis padres habían quedado con sus amigos, cargados de cestas de comida y bebida, con las cañas de pescar a cuestas… Nada más llegar comenzaban a sacar palos y sábanas y en un pispás habían montado un toldo y colocado mesas y sillas. Y así nos pasábamos el día: jugando con las piedras, explorando los alrededores e incluso bañándonos si hacía el suficiente calor. Jugar, almorzar, jugar, comer, dormir la siesta, jugar, la merienda, jugar, encender el camping gas, cenar, y seguir jugando hasta que los mayores se cansaban de la charla, de las partidas de cartas, de la pesca y de las risas.

La Cala El Charco (o Xarco) es una playa que está en Villajoyosa. Yo siempre creí que pertenecía a El Campello, pero no, es de La Vila. Es una cala pequeña, de piedras y roca, en la que no suele haber mucha gente. Eso sí, no se os ocurra visitarla un día de mona, ya que, como os he dicho, es tradición pasar el día allí y puede que no podáis ni plantar la sombrilla.

En esta playa, muy cerquita del agua, hay una Torre Vigía del S. XVII que recibe el mismo nombre. Está medio en ruinas y no se puede visitar. De echo hoy en día no puedes acceder ni siquiera a su base ya que está dentro de un recinto privado y vallado (cosa que me sorprendió).

A esta playa puedes acercarte con el coche y aparcar muy cerca del agua. Tiene unos pinos fantásticos para poner una mesita bajo ellos y sentarte a comer disfrutando de la brisa marina. Y como está muy poco transitada es bastante segura para los peques. Si pensáis bañaros no os olvidéis las cangrejeras, que en este tipo de playas es mejor que los peques (y también nosotros) llevemos un calzado adecuado para entrar con él en el agua. Ah, y en esta cala no hay ningún tipo de servicio: ni vigilante, ni aceras, ni zona asfaltada (el último tramo del acceso es por camino de tierra), ni puesto de socorro… Tan solo un par de papeleras. Así que tenedlo en cuenta si decidís visitarla.

Tumbada en el coche, mirando a los peques jugar con papá en la orilla mientras yo vigilaba a César que se había dormido, pensaba en lo poco que había cambiado la cala desde que yo era pequeña. Por unos instantes, me vi a mi misma jugando con mis amigos de la infancia entre los pinos y buscando los tesoros que la gente olvidaba en la playa.

Os he dejado alguna foto más aquí.

Localización exacta:


Ver Con los niños en la mochila en un mapa más grande

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1 Comentario

  • Reply
    Cuestión de Madres
    27 junio, 2015 at 8:06 am

    Mis suegros han ido toda la vida al otro lado del Charco, donde los pinos van en invierno que es más resguardado… Mi marido ha pasado toda su infancia allí y siempre me recuerda sus acampadas… ahora vamos menos pero a los niños les encanta ir