Si hay un lugar en Londres diferente, divertido y lleno de color, ese es… M&M’s World. Cuando me enteré de que existía no dudé en que teníamos que conocerlo. Y eso que a mi no me entusiasman los M&M’s. La verdad es que no me gustan mucho. Pero es que la tienda es… ¡¡¡Una Pasada!!! En un viaje con niños a la capital londinense, no te lo puedes perder.

Mi amiga N. había estado allí en uno de sus anteriores viajes a la London City y ya me había puesto en antecedentes. Me había dicho que, aunque no te gusten sus chocolates y no compres nada, solo por ver la tienda merece la pena una paradita en la M&M’s World. Y que razón tenía…

Aprovechamos el día que estábamos de paseo por el centro. Durante la mañana habíamos estado descubriendo Candem Market y la tarde la estábamos dedicando a conocer el centro de Londres. Íbamos paseando, paseando y al salir del barrio chino, en la esquina, allí estaba ese enorme paraíso de M&M’s.

La M&M’s World de Londres es la única tienda de la cadena que está fuera de Estados Unidos y, por ahora, la mayor de todas. Tiene 3.250 metros cuadrados distribuidos en tres o cuatro plantas. Se abrió en 2011 y hoy día se ha convertido ya en un destino turístico para aquellos que visitan Londres y para los amantes del chocolate.

Lo que la hace tan especial, además de lo grande que es, es que puedes encontrar cualquier cosa relacionada con la marca. El merchandising que tienen es increíble. Puedes comprar los chocolates de M&M’s (con y sin cacahuete) envasados de mil formas distintas. Hay unos enormes dispensadores de todos los colores en los que puedes servirte tu mismo la cantidad que quieras y luego pagarlos al peso. E incluso tienen un “laboratorio” en el que tu diseñas lo que quieres y te montan la caja de M&M’s a tu gusto. Además de todo lo que te puedas imaginar en formato comestible, hay miles de artículos relacionados con la marca de todo tipo: juguetes, peluches, menaje, ropa, bisutería, complementos, papelería… Vamos, para volverse loco. Y claro, todo con muchísimo, muchísimo, muchísimo color. ¡Adoro los colores!

 

Puedes entrar a la tienda solo a curiosear y hacerte fotos, sin problemas. Nadie te va a preguntar ni te va a decir nada. Al contrario. Los empleados son amables e incluso se ofrecieron para hacernos una foto. Y os preguntaréis, ¿fotos? ¿Y para que quieres una foto en una tienda? Claro, es que no os lo he dicho, pero hay unas enormes figuras de los M&M’s caracterizadas que están chulísimas: Una princesa, un guardia real, un caballero medieval, los M&M’s cruzando el paso de cebra de Abbey Road… Ah, y tenemos a los M&M’s paseándose por la tienda y posando con los niños. Ahí estaban Carla y César abrazando y besando a los muñecos. Vamos, que lo de las fotos es inevitable.

Eso sí, en general, la tienda es cara. Como todas las tiendas de merchandising de una marca conocida. Es muy probable que comprar un paquete de M&M’s en cualquier supermercado de barrio os salga más barato que comprarlos aquí, pero lo que realmente estás pagando es el hecho de estar en esta tienda. Lo dicho, puedes irte sin comprar nada pero… a ver quien se resiste. Y de todas formas si lo que quieres es un detalle, siempre puedes encontrar algo “baratito”. Yo les dije a mis dos peques que podían comprarse algo que no costase más de 8£ y, aunque les costó, encontraron una cosa cada uno que les gustó y que entraba en el precio. 😉 Yo no iba a comprarme nada para mi, pero al final me tocaron unos pendientes que son una autentica pasada. ¡Me encantan! (¡¡¡Mil gracias!!!).

 

Nos lo pasamos muy bien recorriendo aquellos pasillos, haciéndonos las fotos, comprando chocolates y sentándonos después en el suelo del Leicester Square Garden (el parque que estaba enfrente) a comérnoslos entre risas y juegos.

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