El Campello: Un paseo por el casco antiguo y su historia

Cuando hablamos de El Campello, a la mayoría de las personas nos viene a la cabeza el buen clima de que disfrutamos aquí, los preciosos azules del cielo y el mar, los relajados días de playa, las animadas calles del Carrer la Mar, San Bartolomé, el paseo marítimo… Y es que no podemos negar que los 23 kilómetros de costa y la vidilla que nos da nuestra historia ligada al mar, es un maravilloso reclamo para que todos vengan a conocernos.

De hecho, cuando me preguntan por mi localidad, yo también resalto estas cualidades. El hecho de tener el mar tan cerquita de casa es un auténtico lujo. Pero es que, además, tenemos la montaña igualmente cerca. Cosa que para alguien como yo, a quien el monte le tira más que a las cabras, es una maravilla. La de veces que nos hemos recorrido ya la ruta de les Puntes de Gosàlvez…

La cuestión es que, si te plantas en la Plaza de la Iglesia, tardas más o menos lo mismo en llegar andando a la playa que al campo. Unos 15-20 minutos, yendo tranquilamente. Y justamente de esta parte de El Campello es de la que os quiero hablar hoy. De esa zona central que queda entre el campo y la playa, que es la menos conocida para mucha gente. Concretamente de  esta zona del casco urbano, que parte de la Plaza de Canalejas, donde está la Iglesia de Santa Teresa, alrededor de la cual nació nuestro pueblo, allá por el año 1.903.

 

El Campello: Un paseo por el casco antiguo y su historia

 

Un poquito de Historia

Pues sí, así es. Seguro que muchos no lo sabíais, pero El Campello es una localidad muy, pero que muy reciente. De hecho, se conformó como municipio independiente en 1903. Pero tranquilos, que no voy a daros una lección de historia. Tan sólo voy a contaros un poco cómo nació tal y como me lo contaron a mí, para que podáis entender un poquito mejor por qué somos como somos, queremos lo que queremos y hacemos lo que hacemos. Por ejemplo… El por qué tenemos dos fiestas importantes en la localidad: Las Fiestas de Moros y Cristianos y las Fiestas de la Virgen del Carmen.

 

 

Antiguamente era una partida de Alicante, donde tan sólo había unas pocas fincas dedicadas a trabajar la tierra. Bueno, eso y unas pocas familias de pescadores que sobrevivían como podían de lo que la mar les daba. Ambas zonas estaban separadas por un barranco, lo que hizo que a lo largo de los años, los vecinos de cada una de las partes desarrollasen una identidad propia, llegándose a identificar entre ellos con nombres diferentes. Por un lado estaban els campellers (o campelleros, que eran los que vivían en la zona mas alta del pueblo y que se dedicaban mayoritariamente a labores relacionadas con el campo) y els carramalers (denominación que viene de unir las palabras “carrer la mar”, es decir “calle del mar”, y que eran como se conocía a los vecinos que vivían en la zona más cercana a la playa).

 

 

Esto, a lo largo de la historia de la localidad, ha dado pie a decenas de anécdotas divertidas e interesantes. Y también a alguna que otra “rivalidad” entre los niños de uno y otro lado del pueblo, en una época en las que jugar significaba correr por las calles del pueblo, subir a los árboles, tirarse piedras o darle cuatro patadas a un balón cuando algún afortunado tenía la suerte de que le regalasen uno.

La estación de tren de El Campello

Cuando el Ferrocarril de la Marina llegó a El Campello en 1914, alrededor de la estación, se creó la primera calle que unía el centro del pueblo con la zona de la playa. Esta calle sería la unión de las que hoy día conocemos como Avinguda Generalitat y Avinguda del Carrer la Mar.

 

 

La llegada del tren coincidiría en una época de auge de la industria pesquera y naval. Poco a poco, el campo que tradicionalmente fue fuente de riqueza y prosperidad, fue yendo a menos al tiempo que florecían la pesca y los astilleros. De hecho, la flota de El Campello llegó a ser considerada, a principios del S. XX, la primera flota de madera más importante del Mediterráneo contando con 200 embarcaciones y 1000 tripulantes.

De esta época de esplendor apenas quedan ya vestigios. La llegada de la fibra de vidrio y la modernización tanto de las técnicas de pesca como de la fabricación de barcos, hizo que las gentes del pueblo tuvieran que reinventarse una vez más, transformándose y adaptándose a los nuevos tiempos. La situación geográfica, el clima, nuestro buen comer y nuestra costa hizo el resto: Nos trajo el turismo.

De ahí que la zona más conocida, más comercial y más animada sea precisamente esa: El barrio del Carrer la Mar.

Un casco urbano lleno de vida

Pero vamos a lo que vamos, que al final me enrollo y no os enseño lo que realmente os quería enseñar: el casco antiguo de El Campello. Que, contrariamente a lo que pueda parecer, también tiene mucha vida. Hoy día, en las calles del núcleo urbano encontramos lugares interesantes para ver, muchos comercios, locales de restauración…

 

 

Obviamente, el hecho de ser una localidad muy reciente en su desarrollo urbanístico y de gran dispersión, en épocas anteriores, hace que no tengamos un casco antiguo tal y como solemos pensar todos que son. Cuando pensamos en el casco antiguo de un pueblo, nos vienen a la cabeza núcleos urbanos de origen medieval, árabe, etc: Callejuelas empinadas, calles estrechas, mucha piedra, rincones, fuentes… Y claro. Así que, vamos a hacer un ejercicio mental para poneros en situación.

 

Empecemos con un lienzo en blanco. Lo que tenemos que imaginar es una pequeña plaza con una parroquia, a un lado de lo que antaño fue el Camino Real que unía Alicante con Valencia, pasando por Villajoyosa, Altea… Un camino por el que la gente circulaba andando, a caballo o en carros. Alrededor, unas pocas casas, a ambos lados de un par de estrechas calles sin asfaltar. Y, todo lo demás, grandes extensiones de terreno de cultivo con sus fincas. Así es como era El Campello hace poco más de 100 años. Yo tengo 45, así que cuando me paro a pensarlo un poquito, alucino con lo que ha cambiado el pueblo en tan poco tiempo.

 

 

Alrededor de la iglesia de Santa Teresa: El origen de El Campello

De este primer núcleo urbano, que se formó alrededor de la parroquia de Santa Teresa, aún se conservan algunas de estas primeras casas de principios del 1900. Por lo general, justo en la plaza estaban las viviendas de familias pudientes. De dos plantas, la mayoría de ellas, son muy fáciles de reconocer por sus grandes puertas de madera y los adornos que tienen en las fachadas, en las ventanas y en las rejas. Entre ellas, destaca la vivienda situada en el número 1, porque fue la sede del primer ayuntamiento de El Campello.

 

 

La Iglesia, que está dedicada a Santa Teresa (la titular de la parroquia) y la Virgen de los Desamparados (patrona de El Campello), se contruyó en 1849 en sustitución del primer templo del S.XVIII. Esta plaza, tradicionalmente ha sido uno de los puntos neurálgicos de todas las fiestas y celebraciones. A lo largo de los años muchas se habían ido perdiendo, pero gracias a diversas asociaciones vecinales han sido recuperadas y, hoy día, podemos seguir disfrutando de actos tradicionales del 9 d’Octubre, de la Fireta de Sant Jaume, de la Fira de San Josep y de muchos otros relacionados con las fiestas de Moros y Cristianos que se celebran cada año de 12 al 15 de Octubre.

Estos días, me he enterado de un par de cosas que mucha gente de mi edad y de generaciones posteriores seguro que no sabe. La primera es que, bajo la plaza de la iglesia hay un refugio antiaéreo. El otro día, Don Luis, el parroco, nos contó que la entrada al refugio estaba en una de las naves laterales de la iglesia. Y que este refugio tenía otra salida por la calle mayor. Al parecer, durante unas remodelaciones de la calle se hundió. Así que no se si se podrá recuperar en algún momento. Ojalá sea así, porque sería maravilloso poder recuperar esta parte de nuestro patrimonio histórico.

También había una pequeña cárcel justo donde ahora está la Plaza de María Lleó. La llamaban “la presoneta”. Aquí encerraban a los delincuentes hasta que eran trasladados al cuartel de la guardia civil, que estaba situado junto a la Torre de la Illeta.

 

 

La calle Pal, que nace el esta misma plaza, fue la primera calle de la localidad. En ella aún se mantiene en pie la casa que albergó el primer horno del pueblo. Y también podemos observar en esta calle algunos ejemplos de la arquitectura popular de la época, como el nº 51, que destaca por sus balcones con adornos modernistas. Y una cosa que me encanta es que si miráis a las tejas que sobresalen de la fachada, veréis que la parte interna están decoradas con azulejos. Me parece algo precioso.

 

 

Algo que me encanta de la Calle Pal es que cada 9 de octubre, esta calle se engalana para celebrar la festividad. Una tradición que se ha recuperado gracias al Grup de Danses Salpassa. Ese día se reparten entre los vecinos rollitos de vino y anís, mistela y se baila la dançà.

En otra de las calles que rodean a la parroquia, concretamente en la calle Santa Teresa que está a espaldas de la iglesia, hoy día se siguen celebrando partidas de pelota valenciana. La reconoceréis porque la calzada está pintada de azul. Si paseáis por ella, veréis que aquí, las casas más antiguas ya son de una sola planta. También tienen grandes puertas de madera con ventanas a ambos lados.

 

 

En El Campello se practica bastante este deporte. Más de lo que yo me imaginaba. Jugar a Pelota Valenciana es otra de las tradiciones que parecía haberse perdido y que se está recuperando con mucha fuerza.

Hoy día, alrededor de la Plaza Canalejas, que es como se llama oficialmente a la plaza de la Iglesia, tenemos los edificios de la Biblioteca Municipal y el de Urbanismo. Ah y no os lo había dicho pero, algunas noches de verano, se suelen celebrar en esta plaza sesiones gratis de “cine a la Fresca”.

 

La plaza de la Constitución

Este es el nombre de la conocida popularmente como “Plaza de la Rana”. De hecho, puede que muchos campelleros no sepan identificarla aún de otra manera. Esto es porque durante muchos años, en esta plaza había una pequeña fuente que tenía una escultura de una rana.

 

 

Esta plaza y sus aledaños, son fruto de la ampliación del centro urbano en la década de los 50 por las necesidades de vivienda. Es una zona que me gusta mucho, precisamente por eso, por el tipo de casitas que aún podemos encontrar aquí. Plantas bajas unifamiliares con un pequeño patio delantero. Recuerdo que siempre quise tener una de estas casitas. Jejeje

 

 

Es decir, en la plaza de la iglesia podemos observar cómo eran las viviendas de principios del s. XX y en los alrededores de la plaza de la rana, como se construía en este pueblo en la década de los 50.

En esta plaza destacan dos edificios muy significativos: El Casino y la Casa de la Cultura, que tiene una programación mensual de actividades culturales muy interesante.

 

 

El parque municipal de El Campello y la Fuente del Centenario

No podemos dar un paseo por esta zona de la localidad sin acercarnos un ratito a conocer el parque municipal de El Campello. No me voy a extender hablando sobre él ya que tenéis un post con todo lujo de detalles en el blog. Pero si os diré que es uno de los lugares favoritos de mis hijos. Está situado, precisamente, donde antes estaba el barranco del que os hablaba al principio del post. Aquello que antes dividía el pueblo, hoy día se ha convertido en lugar de reunión, de juegos y de celebraciones. Y esto es un concepto que me encanta.

 

 

En el parque encontraréis la Fuente del Centenario, que se construyó precisamente para conmemorar los 100 años de El Campello, un conjunto escultórico, realizado por Carmen Fraile, que alude a las raíces históricas de nuestro municipio y una maravillosa escultura de un abuelo con su nieta, símbolo de la unión del pasado y el futuro.

 

 

¿Qué te ha parecido esta zona del casco antiguo de El Campello? ¿Conocías la historia de esta parte de la localidad?

Más información: El Campello Turismo

 

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