Una mañana de sábado, hará unas pocas semanas después de desayunar y arreglar a los peques decidimos salir a dar una vuelta.
Subimos al coche y papá se puso al volante. No teníamos rumbo fijo y cuando él coge el coche nunca se sabe donde podemos acabar.
Solo preguntó:
– ¿Hacia Murcia o hacia Benidorm?
– Hacia Benidorm.
Y en esa dirección salimos.
He de reconocer que a mi esto me pone un poco nerviosa. Yo soy de las personas a las que le gusta saber los planes, al menos con una horita de antelación. Así que a pesar de los años sigo alterándome un poco cuando no se donde me llevan. Pero la verdad es que gracias a esto muchas veces nos lo pasamos bomba.
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“Nuestra Señora de La Concepción” desde el paseo |
El hecho de no tener nada previsto y amoldarte simplemente a lo que surja es bastante liberador. Así que he decidido que he de disfrutar también de estos paseos improvisados sobre la marcha. Únicamente he de acordarme de llevar siempre el kit para niños en el coche por si acaso (pañales, toallitas, una muda para cada uno, agua y algo que puedan picar si tardamos en comer, libretita, pinturas o bolis y algún juguete).
En esta ocasión la furgoneta nos llevó a Altea. Yo no recordaba haber estado allí. O al menos no haber estado de forma consciente, ya que Marco me recordó que un día estuvimos comiendo allí cuando éramos novios. Lo dicho, yo no me acuerdo. Y la verdad es que se gustó mucho, sobretodo la zona del casco antiguo.
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El paseo marítimo desde un extremo del rompeolas |
Después de dar unas cuantas vueltas conseguimos aparcar la furgo, y es que no hay mucha zona de aparcamiento cerca del mar. Estábamos en uno de los extremos del paseo marítimo, cerca de la desembocadura del río Algar. Así que empezamos por esa punta del paseo y nos dispusimos a pasear. Era un día soleado, así que se veía hasta el Peñón de Ifach con toda claridad. Las vistas eran preciosas.
Editado a octubre de 2016: He borrado el texto que hacía referencia a un rompeolas que existía en la zona del paseo marítimo. Este dique o lago salado artificial ha sido eliminado. En su lugar, se está construyendo una zona de playa artificial de cantos rodados, o al menos eso he leído por la red. Así que el par de fotos que tenéis más abajo correspondientes al dique y las escalinatas las dejo como recuerdo de lo que allí había. Volveremos a Altea cuando terminen las obras para ver como ha quedado todo ahora.
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El Peñón de Ifach visto desde la costa de Altea |
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Escalinatas de la zona del rompeolas. YA NO EXISTE. |
Nos acercamos a la oficina de turismo, que también está en el paseo, para nos dieran información sobre Altea. Cómo era la una y media, más o menos, pensamos que mejor comíamos ya. Decidimos hacer el alto en uno de los muchos restaurantes de la zona, cerca del puerto. Prácticamente todos ofrecían un menú del día bastante económico (entre 9 y 12 euros) con algún arroz y ensalada o algún entrante. Cómo a nosotros nos gusta mucho el arroz, pues nos comimos uno a banda en la terracita.
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Zona infantil del parque de San Pere |
Tras llenar todos la barriga vimos el puerto, paramos un bueeeeeeen rato en el parque de San Pere para que jugaran en los columpios. El parque de San Pere es muy bonito. Está justo frente a la playa, tiene una zona de juego infantil, fuente para beber y unos jardines muy cuidados. Tras la paradita comenzamos a deshacer lo andado para acercarnos al casco antiguo. Desde el paseo marítimo se veía la iglesia y ya habíamos decidido que subiríamos a verla.
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Jardines del parque de San Pere |
Desde el primer momento que puse un pie en aquellas calles empedradas sentí que Altea me atrapaba. A medida que ascendíamos hacia la zona con más historia de la población íbamos descubriendo pequeños rincones fantásticos. Incluso me enamoré de una casa antigua, preciosa y enorme que hacía esquina en una callejuela y que se vendía. No se la de veces que le pregunté a mi marido: -“Y esta casa… ¿Qué debe costar?” Como si hubiera la posibilidad de comprarla… Peeeeeeero, como fantasear es gratis…
Encontramos varios miradores, pero sobretodo uno de ellos nos proporcionaba unas vistas preciosas de toda la costa y del pueblo. Creo que es el mirador de Santa Barbara. No es de extrañar que tenga tantos sitios desde donde contemplar buenas vistas ya que toda esta zona antigua está construida sobre una colina.
Todo el silencio y el recogimiento de las sinuosas y empinadas calles (porque son empinadas, ¿eh?) había estallado en aquel lugar. Me quedé con las ganas de entrar en la iglesia de Nuestra señora de Consuelo, pero estaban en misa y no me pareció correcto entrar a cotillear. Así que tras descansar un poquito en la plaza empezamos nuestro descenso por otras calles.
Mientras bajábamos nos topamos de casualidad con las ruinas de unos aljibes que pertenecieron a un molino de agua que quedó en desuso en el s. XVII. La información la he encontrado aquí, ya que cuando nos topamos con ellas no vimos ningún panel explicativo y tampoco se indicaba nada en el plano turístico. Estos aljibes están integrados en el jardín del agua, un precioso y tranquilo parque con gradas, columpios, fuentes y zona de sombra creada por las enredaderas.
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Ruinas de los Aljibes del s.XVII |
Aquí volvimos a hacer una paradita y dejamos que los enanos jugaran un rato en el pequeño tren. Bajo la fresca sombra de las enredaderas había una mujer leyendo. Tuve la sensación de que para ella debía ser un rincón especial, su rincón especial.
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A la sombra de las enredaderas en el parque del jardín del agua. |
Unas cuantas fotos más tarde seguimos nuestro paseo. Bajamos la colina y nos dirigimos hacia la furgoneta. La verdad es que habíamos andado mucho y los peques estaban cansados, y nosotros también, para que negarlo. Así que decidimos que nos tomaríamos un heladito frente al mar, el primero de la temporada y para casa.
Una vez estuvimos todos a bordo, el papi decidió que acercarse a ver la zona del río pero sin bajar de la furgoneta. Así podríamos controlar el sitio para otra posible escapadita en plan picnic, que seguramente haremos ¿Os apuntareis?
8 Comentarios
Asturianinos
15 febrero, 2012 at 9:35 pmQue bonito, leyendote apetece coger el coche e irnos para alla.
mariajose
15 febrero, 2012 at 9:42 pmMuchas gracias. 🙂
La verdad es que a mi me sorprendió muy gratamente. A Altea la llaman "La cúpula del Mediterraneo" y está considerada una de las poblaciones más bonitas de la zona. Y con toda la razón.
Saludos.
maria eugenia
16 febrero, 2012 at 10:23 amla verdad es que se ve precioso
mariajose
16 febrero, 2012 at 12:52 pmEs un lugar estupendo para pasar el día.
Gracias por pasarte a verme.
Un abrazo, maria eugenia.
AlteaBlog
28 septiembre, 2012 at 12:19 pmMe ha gustado tu post y te he enlazado en mi web:
http://www.alteablog.com/blogs/alteablog/altea-con-ninos
Para la siguiente visita te sugiero un paseo por la huerta o subir río arriba por la senda. Para los niños es una aventura, como adentrarse en la selva, pero sin más peligros que un remojón.
mariajose
4 octubre, 2012 at 5:56 amHola:
Quería agradecerte que te haya gustado el artículo y me hayas enlazado en tu web. Altea es una localidad preciosa que me encantó.
Yo también te he enlazado en la mía, en el blogroll y en la página El blog en la red.
Tomo nota de tus recomendaciones para volver por Altea a descubrir nuevos lugares.
Saludos. 🙂
Anónimo
13 abril, 2013 at 8:22 amMaravilloso paseo. Yo soy de Altea y te doy las gracias por compartir ese día que pasaste aquí con nosotros. Comparto tu historia en mi muro, me ha encantado leerla 🙂
mariajose
2 mayo, 2013 at 8:51 amMuchísimas gracias por tus palabras. Lo pasamos maravillosamente bien aquel día. Y gracias a ti por compartirla.
Un saludo.