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Palacio Real de Aranjuez (vista lateral) |
Nuestro destino era Espinosa de los Monteros, en Burgos . Eso suponía unas ocho horas y media de viaje sin contar las paradas y para los niños era demasiado. Así que decidimos que saldríamos un viernes a la hora de la siesta (para que Carla durmiera un rato) y haríamos noche a mitad de camino. Después de barajar varias opciones, el destino elegido fue Aranjuez.
Así que cuando abrí la puerta y me encontré con esa enoooooooooorme habitación me quedé alucinada. Sinceramente, creo que es la habitación de hotel más grande en la que me he hospedado. Y el baño lo mismo. Nuca había estado en un hotel que tuviera un baño con lavabo doble y separado por una puerta el water, el bidet, la bañera y la ducha. ¡Las cuatro cosas!. Y encima, dentro de la cuna había un pequeño neceser para nuestro bebé con su esponjita, sus geles y su cremita hidratante (además de los productos de aseo de cortesía que dejan en los baños). Vamos, que nos queda un recuerdo del hotel francamente agradable.
Del desayuno ya no os puedo contar porque no solemos contratarlo y en esta ocasión tampoco lo hicimos . Eso sí: tenían zonas WIFI y prensa del día gratuita. Lo única “pega” que le vimos fue que no era de los más baratitos, pero nos mereció la pena. Estuvimos muy a gusto y el trato que nos brindó el personal de recepción fue excelente.
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Iglesia de San Antonio |
Y tras haceros ese pedazo de crítica del hotel, os sigo contando. (Sé que ha sido larga, pero como me gustó tanto…) 🙂
Una vez listos nos fuimos a dar una vuelta por la zona para buscar algún sitio donde cenar. Dimos un paseo, pero como no conocíamos nada de antemano y la verdad, estábamos reventados decidimos cenar en “100 montaditos”. Al acabar nos marchamos directamente al hotel a dormir.
La mañana siguiente dejamos el coche con todo cargado y salimos a desayunar. Pasamos de camino por la oficina de turismo, en la plaza de San Antonio, donde nos aconsejaron que si solo íbamos a estar por la mañana, fuéramos directamente a ver el Palacio Real y el jardín de la isla. Las visitas a los jardines son libres, pero para entrar a los palacios hay que pagar. Pregunté por las visitas guiadas gratuitas que organiza la oficina, pero me comentaron que si no hay un grupo formado no las realizaban. Cómo solo éramos nosotros…
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La plaza de San Antonio. Es enooooooorme. |
Nos tomamos el café con tostadas y bollería en la pastelería-cafetería “Parras”, un local bastante chulo. Tiene por un lado la pastelería, por otro la cafetería y un pequeño patio interior con dos o tres mesas donde pudimos desayunar mientras los nenes jugaban por el suelo.
Con las pilas recargadas nos acercamos a dar un paseo por el Jardín de la Isla y por el Jardín del Parterre. Ambos jardines están junto al Palacio Real. Son realmente preciosos.
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Jardín de la Isla |
El de la Isla se llama así porque para acceder a él hay que hacerlo por un puente, ya que el río lo rodea y queda en el centro del cauce, cómo en una pequeña isla. Está situado en uno de los laterales del Palacio. Es un jardín boscoso, con muchísimos y diversos árboles y arbustos. También tiene varias esculturas y fuentes preciosas y rincones románticos donde imagino se sentarían los amantes de la época alejados de otras miradas.
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Uno de los rincones románticos de los que os hablaba |
El Jardín del Parterre es mucho más florido y ornamental. Su diseño es de inspiración francesa (tipo al de Versalles) y corresponde al S.XVIII. Es mucho más pequeñito que los otros y está situado en la parte trasera del Palacio Real. Este jardín era la vista que tenían las habitaciones de la Reina.
Después de dejar que los peques corretearan hasta hartarse por este precioso laberinto ajardinado nos acercamos a ver el Palacio Real. La peque estaba un poco cansada, así que se quedó fuera con papi y yo entré con Marco.
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Otra vista del Jardín de la Isla |
Hay dos tipos de entrada, una guiada y otra libre. En esta ocasión, optamos por la libre. Lo malo es que con la guiada podías acceder a unas zonas que para la visita libre no estaban permitidas (cómo las habitaciones del Rey).
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El jardín del Parterre (Esto sería lo que vería la Reina desde sus habitaciones) |
Las distintas salas tienen paneles explicativos con los que pude ir contándole a Marco lo que estábamos viendo. Además esta visita nos sirvió para poder explicarle un poco de historia. Por ejemplo, hablamos sobre la sucesión monárquica, sobre el por qué había tantas guerras de poder en la época y sobre que entonces no se podía votar. Explicarle eso me hizo muchísima gracia porque según él: “No hacía falta ir a la guerra. Si no les gusta un Rey pueden votar a otro.”
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Otra imagen del Jardín del Parterre |
Aranjuez es un sitio al que me gustaría volver ya que nos quedaron un montón de sitios que visitar: El jardín del Rey, el jardín del Príncipe, La Real Casa del Labrador… Pero es que en una mañana no da tiempo a mucho.
Al terminar hicimos un picnic en unos bancos de piedra que hay frente a la fachada principal (Por cierto, está prohibido pisar el césped o tumbarse en él. Hay guardias que vigilan toda la zona). Había que reponer fuerzas que nos quedaba unas horitas de coche hasta nuestra siguiente parada: Espinosa de los Monteros.
Web: Palacio Real de Aranjuez
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